miércoles, 27 de octubre de 2010

Me lo hacen por primera vez. Me ha resultado un hombre un tanto violento


La habitación está bien iluminada. Al tiempo que me recuesto, mis músculos se tensan. Él se reclina sobre mí y, prácticamente, se me echa encima. Lo aparto por un momento buscando una excusa, pero él rehúsa retirarse, resiste.

Me pregunta si estoy asustada y lo niego con la cabeza. He tenido más experiencias, pero ésta es la primera vez que su dedo ha entrado hasta el fondo y ha encontrando el lugar correcto. Tiemblo, mi cuerpo se tensa, temo el dolor. Es la primera vez. Pero él es suave tal como me había prometido que seria. Mira profundamente mis ojos, lo tengo encima, muy cerca, y te pide que confíe en él, tiene mucha experiencia, me insiste que lo ha hecho muchas veces.

Su sonrisa me relaja y me abro más. La tengo abierta y relajada.

Empiezo a pedir y rogar que se dé prisa, pero él lo hace lentamente, se toma su tiempo esperando causarme el menor dolor posible.

A medida que se acerca y va más profundo, el dolor aparece por todo mi cuerpo y siento que sale sangre mientras él continua.

Me mira y me pregunta si es muy doloroso. Mis ojos están llenos de lágrimas, pero con mi cabeza, sin poder pronunciar palabra, le contesto que no y casi sonriendo que pido que siga adelante.

Él empieza moviendo hacia adentro y hacia afuera, con habilidad, pero yo casi he desconectado. Después de unos pocos momentos frenéticos, siento algo que revienta dentro de mí y él termina sacándolo.

Me recuesto jadeando y contenta de que haya terminado.

Él me mira, y cálidamente me dice que he sido la más difícil, al tiempo que, gratificante experiencia.

Sonrío y le agradezco a su cuidado y atención. Después de todo, esta era la primera vez que me sacaban un diente.

Pervertido(a), yo sé en qué estabas pensando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario